La innovación educativa es un proceso de cambio que busca mejorar la calidad de la educación y el desarrollo de los aprendizajes relevantes. El aprendizaje activo es una de las estrategias que promueve la innovación educativa, ya que implica la participación activa y colaborativa de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje. En este artículo, se presenta una breve revisión de algunos ejemplos de innovación educativa y aprendizaje activo en el contexto peruano, así como sus beneficios y desafíos.
Te puede interesar: Educación para la ciudadanía y los valores
Según la UNESCO, la innovación educativa es un acto deliberado y planificado de solución de problemas, que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes de los estudiantes, superando el paradigma tradicional. La innovación educativa puede involucrar cambios en las metodologías, los recursos, las prácticas o las políticas educativas, siempre con el fin de mejorar los resultados de aprendizaje.
El aprendizaje activo es una forma de innovación educativa que se basa en el principio de que los estudiantes aprenden mejor cuando están involucrados activamente en su propio proceso de aprendizaje, en lugar de ser receptores pasivos de información. El aprendizaje activo implica el uso de estrategias como el trabajo colaborativo, la resolución de problemas, el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje por indagación, entre otras, que permiten a los estudiantes construir su propio conocimiento a partir de la experiencia, la reflexión y la interacción con sus pares y docentes.
Ejemplos:
En el Perú, existen algunas experiencias de innovación educativa y aprendizaje activo que han demostrado su efectividad para mejorar la calidad de la educación. Por ejemplo, el proyecto Aula Digital Rural, impulsado por Fundación Telefónica y la UNESCO, busca promover el uso pedagógico de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en escuelas rurales del país, mediante la dotación de equipamiento tecnológico y la capacitación docente en metodologías activas e innovadoras. Según un estudio realizado por el Instituto Apoyo, este proyecto ha logrado mejorar significativamente los niveles de comprensión lectora y matemática de los estudiantes participantes, así como su motivación y autoestima.
Otro ejemplo es el programa Aprendamos Juntos, desarrollado por el Ministerio de Educación del Perú, que busca fortalecer las capacidades pedagógicas de los docentes para implementar metodologías activas y centradas en el estudiante. Este programa ofrece a los docentes una serie de recursos didácticos digitales e impresos, así como acompañamiento y asesoría pedagógica. Según una evaluación realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), este programa ha tenido un impacto positivo en el clima escolar, la participación estudiantil y el desempeño académico.
Estos ejemplos muestran que la innovación educativa y el aprendizaje activo pueden contribuir a mejorar la calidad de la educación en el Perú, al favorecer el desarrollo de aprendizajes relevantes para la vida y el siglo XXI. Sin embargo, también se enfrentan a diversos desafíos, como la resistencia al cambio, la falta de recursos o infraestructura adecuada, la brecha digital o la necesidad de una mayor articulación entre los diferentes actores del sistema educativo. Por ello, se requiere un compromiso sostenido y una visión compartida para impulsar una cultura de innovación educativa que beneficie a todos los estudiantes del país.
Los beneficios de las metodologías pedagógicas basadas en el aprendizaje activo para el desarrollo de competencias del siglo XXI
Las metodologías pedagógicas basadas en el aprendizaje activo son aquellas que promueven la participación activa y el protagonismo de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje. Estas metodologías se caracterizan por:
- Fomentar el trabajo colaborativo, la interacción y el diálogo entre los estudiantes y con el docente.
- Utilizar estrategias didácticas variadas y flexibles, adaptadas a las necesidades, intereses y estilos de aprendizaje de los estudiantes.
- Propiciar el aprendizaje por proyectos, problemas, retos o casos, que conecten los contenidos curriculares con la realidad y la vida cotidiana de los estudiantes.
- Desarrollar el pensamiento crítico, creativo y reflexivo de los estudiantes, así como su capacidad de análisis, síntesis y evaluación.
- Potenciar la autonomía, la responsabilidad y la autoevaluación de los estudiantes sobre su propio aprendizaje.
Los beneficios de las metodologías pedagógicas basadas en el aprendizaje activo para el desarrollo de competencias del siglo XXI son múltiples. Algunos de ellos son:
- Mejoran la motivación, el interés y la satisfacción de los estudiantes por aprender.
- Favorecen la adquisición de conocimientos significativos y duraderos, que se pueden transferir a diferentes contextos y situaciones.
- Estimulan el desarrollo de habilidades sociales, comunicativas, emocionales y éticas, fundamentales para la convivencia y la ciudadanía.
- Preparan a los estudiantes para afrontar los desafíos y las oportunidades del mundo actual y futuro, que requieren de personas capaces de aprender a lo largo de la vida, innovar, resolver problemas y adaptarse al cambio.
¿Cómo puedes aplicar las metodologías pedagógicas basadas en el aprendizaje activo en tu aula? Te damos algunas ideas:
- Diseña actividades que impliquen la participación activa de los estudiantes, como debates, juegos, simulaciones, experimentos o exposiciones.
- Organiza el trabajo en grupos heterogéneos, donde los estudiantes puedan compartir sus ideas, opiniones y experiencias, y aprender unos de otros.
- Plantea proyectos, problemas, retos o casos que tengan relación con los contenidos curriculares y con la realidad de los estudiantes, y que les permitan investigar, crear y presentar sus propias soluciones o productos.
- Promueve el pensamiento crítico, creativo y reflexivo de los estudiantes, formulando preguntas abiertas, provocadoras o desafiantes, que les inviten a razonar, argumentar y justificar sus respuestas.
- Fomenta la autonomía, la responsabilidad y la autoevaluación de los estudiantes, estableciendo criterios claros y consensuados para el desarrollo y la evaluación de las actividades, y facilitando espacios para la reflexión y la retroalimentación.
Innovación educativa y aprendizaje activo: experiencias exitosas de escuelas peruanas que han transformado su práctica docente
A continuación, presentamos tres casos que inspiran y muestran que es posible innovar en educación.
El Colegio San José Obrero de Lima:
Es una institución educativa que atiende a niños y niñas de escasos recursos económicos. Desde el año 2017, ha implementado el proyecto «Aprendizaje Basado en Proyectos» (ABP), que consiste en que los estudiantes desarrollen proyectos interdisciplinarios que respondan a problemas reales de su entorno. Los docentes actúan como facilitadores y orientan el proceso de aprendizaje, fomentando el trabajo colaborativo, el pensamiento crítico y la creatividad. Al finalizar cada proyecto, los estudiantes presentan sus productos y reciben retroalimentación de sus pares, docentes y familiares.
La Institución Educativa N° 2046 «José Carlos Mariátegui» de Huancayo:
Es una escuela rural que atiende a estudiantes de primaria y secundaria. Desde el año 2018, ha implementado el proyecto «Aula Invertida«, que consiste en que los estudiantes acceden a contenidos digitales en sus casas o en espacios comunitarios con conexión a internet, y luego en el aula realizan actividades prácticas y participativas para profundizar su aprendizaje. Los docentes diseñan los contenidos digitales y las actividades presenciales, utilizando plataformas virtuales y recursos multimedia. Esta modalidad permite personalizar el aprendizaje y aprovechar mejor el tiempo en el aula.
El Colegio Santa María Marianistas de Arequipa:
Es una institución educativa privada que atiende a estudiantes de inicial, primaria y secundaria. Desde el año 2019, ha implementado el proyecto «Evaluación Formativa«, que consiste en que los docentes utilizan diversas estrategias para recoger evidencias del aprendizaje de los estudiantes durante todo el proceso educativo, y no solo al final. Los docentes brindan retroalimentación constante y oportuna a los estudiantes, reconociendo sus fortalezas y orientando sus áreas de mejora. Los estudiantes también se autoevalúan y coevalúan, desarrollando una actitud reflexiva y responsable sobre su propio aprendizaje.
Estas experiencias nos demuestran que la innovación educativa y el aprendizaje activo son posibles en cualquier contexto y nivel educativo. Solo se requiere de voluntad, compromiso y creatividad por parte de los actores educativos. Esperamos que estas experiencias sirvan de inspiración para otras escuelas que quieran innovar en educación