La educación es un derecho humano fundamental y un factor clave para el desarrollo social y económico de un país. Sin embargo, en México, el financiamiento público de la educación enfrenta varios desafíos que afectan la calidad y la equidad de la enseñanza.
Según datos de la OCDE, México es el país que menos invierte en educación por alumno en relación con su PIB per cápita. Además, el gasto público en educación se concentra principalmente en el pago de salarios y prestaciones de los docentes, dejando poco margen para mejorar la infraestructura, los materiales didácticos y la formación continua de los profesores.
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Esto tiene consecuencias negativas en el nivel de aprendizaje de los estudiantes mexicanos, que se ubica por debajo del promedio de la OCDE en las pruebas internacionales como PISA. Asimismo, existe una gran brecha entre las escuelas públicas y las privadas, así como entre las zonas urbanas y las rurales, lo que genera desigualdad de oportunidades educativas para los niños y jóvenes del país.
Para revertir esta situación, se requiere un mayor y mejor financiamiento público de la educación, que garantice una asignación eficiente y transparente de los recursos, que incentive la rendición de cuentas y la evaluación de resultados, y que promueva la participación de la sociedad civil y el sector privado en el apoyo a la educación.
De esta manera, se podrá mejorar la calidad y la equidad de la enseñanza en México, y contribuir al desarrollo integral de las personas y del país.
Financiamiento público de la educación en México: un análisis comparativo con otros países de América Latina
Según el informe «La educación en América Latina y el Caribe: hacia una agenda educativa común post-2020″ de la UNESCO, el gasto público en educación como porcentaje del producto interno bruto (PIB) es un indicador que refleja el esfuerzo financiero que realiza un país para garantizar el acceso, la calidad y la inclusión educativa. El promedio regional de América Latina y el Caribe fue de 5,3% en 2017, por encima del promedio mundial de 4,8%. Sin embargo, este promedio oculta grandes diferencias entre los países de la región.
México se ubica por debajo del promedio regional, con un gasto público en educación de 4,9% del PIB en 2017, según datos del Banco Mundial. Este porcentaje es inferior al de países como Argentina (5,5%), Brasil (6%), Chile (5,4%), Colombia (4,9%), Costa Rica (7,6%), Cuba (12,9%), Ecuador (4,9%), Perú (3,8%) y Uruguay (5%). Solo algunos países como Bolivia (6,9%), El Salvador (3,6%), Guatemala (2,8%), Honduras (6%) y Nicaragua (4,7%) presentan porcentajes similares o inferiores al de México.
Otros indicadores
Otro indicador relevante es el gasto público por estudiante como porcentaje del PIB per cápita, que mide el nivel de inversión que realiza un país por cada alumno matriculado en los distintos niveles educativos. Según el informe de la UNESCO, el promedio regional de América Latina y el Caribe fue de 14% en 2017, mientras que el promedio mundial fue de 15%. Nuevamente, se observan grandes disparidades entre los países de la región.
Estos datos muestran que México tiene un margen de mejora significativo en cuanto al financiamiento público de la educación, tanto en términos relativos como absolutos. Un mayor gasto público en educación podría contribuir a mejorar la calidad y la equidad del sistema educativo mexicano, así como a reducir las brechas sociales y económicas que afectan al país. Para ello, se requiere una mayor voluntad política y una mayor participación social que exija una mayor inversión en este sector estratégico para el desarrollo nacional.
Los beneficios sociales y económicos del financiamiento público de la educación en México
El financiamiento público de la educación se refiere al aporte de recursos económicos por parte del Estado para garantizar el funcionamiento y la calidad de los servicios educativos. Esto implica no solo cubrir los costos de infraestructura, equipamiento, materiales y salarios del personal docente y administrativo, sino también asegurar que la educación sea gratuita, obligatoria y universal para todos los niveles, desde la educación inicial hasta la superior.
El financiamiento público de la educación tiene múltiples beneficios sociales y económicos, tanto a nivel individual como colectivo. A nivel individual, la educación permite a las personas desarrollar sus capacidades, conocimientos y habilidades, lo que les abre oportunidades de empleo, ingresos y movilidad social. Además, la educación contribuye a mejorar la salud, la nutrición, la prevención de enfermedades, la planificación familiar y el empoderamiento de las mujeres. A nivel colectivo, la educación favorece el crecimiento económico, la innovación, la competitividad, la reducción de la pobreza y la desigualdad, la cohesión social, la participación ciudadana, la democracia y el respeto a los derechos humanos.
Según datos de la UNESCO, cada año adicional de escolaridad aumenta el ingreso individual en un 10% y el producto interno bruto (PIB) per cápita en un 0.37%. Asimismo, cada dólar invertido en educación genera un retorno de 10 dólares en beneficios económicos y sociales. Por otro lado, se estima que si todos los estudiantes terminaran la educación secundaria con competencias básicas en lectura, se podría reducir la pobreza extrema en un 12%.
Importante
En México, el financiamiento público de la educación ha tenido avances significativos en las últimas décadas, pero aún enfrenta grandes desafíos. Según el informe «Panorama Educativo de México 2024» del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el gasto público en educación como porcentaje del PIB pasó de 3.3% en 1990 a 5.3% en 2017, lo que representa un aumento del 61%. Sin embargo, este porcentaje sigue siendo inferior al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es de 5.5%, y al recomendado por la UNESCO, que es de 6%.
Además, el gasto público en educación en México presenta una distribución desigual entre los niveles educativos y las regiones del país. Según el mismo informe del INEE, el 51% del gasto se destina a la educación básica (preescolar, primaria y secundaria), el 21% a la media superior (bachillerato) y el 19% a la superior (licenciatura y posgrado). Esto significa que hay una menor inversión en los niveles que tienen mayor impacto en el desarrollo humano y económico del país. Por otro lado, el gasto por alumno varía según el tipo de servicio educativo y la entidad federativa.
Por ejemplo, el gasto por alumno en educación indígena es de 15 mil pesos anuales, mientras que el gasto por alumno en educación especial es de 113 mil pesos anuales. Asimismo, el gasto por alumno en Baja California Sur es de 36 mil pesos anuales, mientras que el gasto por alumno en Chiapas es de 12 mil pesos anuales.
Brechas estudiantiles
Estas brechas en el financiamiento público de la educación se traducen en diferencias en el acceso, la permanencia, el logro y la calidad educativa entre los distintos grupos sociales y regiones del país. Según el informe «La educación obligatoria en México 2020» de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el 94% de la población de 3 a 5 años asiste a la educación inicial, el 97% de la población de 6 a 11 años asiste a la educación primaria, el 90% de la población de 12 a 14 años asiste a la educación secundaria, y el 64% de la población de 15 a 17 años asiste a la educación media superior.
Sin embargo, estos porcentajes varían según el sexo, el origen étnico, el nivel socioeconómico y la zona geográfica de los estudiantes. Por ejemplo, el 71% de las mujeres de 15 a 17 años asiste a la educación media superior, mientras que el 58% de los hombres lo hace. El 55% de los estudiantes indígenas de 15 a 17 años asiste a la educación media superior, mientras que el 66% de los no indígenas lo hace. El 85% de los estudiantes de nivel socioeconómico alto de 15 a 17 años asiste a la educación media superior, mientras que el 49% de los de nivel socioeconómico bajo lo hace. El 69% de los estudiantes urbanos de 15 a 17 años asiste a la educación media superior, mientras que el 53% de los rurales lo hace.